POR DANIEL DORFMAN

Entrenador de básquet de Luciano en Gimnasia y Esgrima

 

Lo que vivimos todos los “gimnasistas” en estos días es muy fuerte. Gimnasia y Esgrima de Santa Fe tiene un legado increíble de deportistas que inclusive fueron mundialistas en distintas disciplinas, como el vóley, el básquet, la natación y el tenis criollo, pero ahora tenemos un medallista olímpico y nos sentimos inmensamente orgullosos.

De todos modos, la medalla no cambia el cariño tan especial ni modifica en gran medida la dimensión de la figura de Luciano De Cecco para todos los “gimnasistas”: en realidad, se nos infla el pecho porque representa el arquetipo de la formación integral de un club polideportivo como el nuestro.

Él hizo todo el camino deportivo de formación y luego pudo desplegar su talento en el máximo nivel internacional. Para nosotros, eso es inmenso, porque arrancó en el jardín deportivo del club –uno de los pocos jardines de este tipo en la región-, avanzó en ese trayecto, pasó al club y practicó todas las actividades imaginables hasta que se decantó por el camino que lo llevó a ser voleibolista profesional.

Para Gimnasia y Esgrima, todo eso es de una emoción profundísima, porque Luciano supo aprovechar y conjugar la formación académica del jardín con la formación deportiva de la institución, que permite a sus socios puedan practicar distintos deportes con una misma cuota. Además, en los veranos concurría, junto con su hermana, a la escuela deportiva. Hizo todo lo que pudiera hacer un pibe en un club.

No voy a descubrir nada diciendo que él tenía habilidades para destacarse en el deporte que eligiera. Soy entrenador de básquet y lo dirigí un corto tiempo en Gimnasia y Esgrima, donde además tuvo otros entrenadores. Tenía muchísimo talento y, al mismo tiempo, era muy maduro y avanzado en su desarrollo deportivo. Además, era muy aplicado y disciplinado. No era sólo talento. Jugaba de base y, para su puesto, tenía un muy buen tamaño. Naturalmente, jugaba en distintas categorías del club y estaba dentro de la órbita de los pibes de selección de la Asociación Santafesina.

Me gusta contar que Gimnasia y Esgrima tiene una lona que separa las canchas de básquet y vóley. Él practicaba las dos disciplinas y, muchas veces, terminaba una práctica, corría la lona y se iba a la otra. No coincidían los horarios de los entrenamientos ni los días de partido, así que pudo seguir simultáneamente con los dos deportes, con una dedicación y un compromiso que no negociaba.

Luciano, en Gimnasia y Esgrima, con la bandera que recuerda a “Luli”, histórico utilero y planillero recientemente fallecido.

Todos suponíamos que se decantaría por el básquet: era jugador de selección local, había llegado a varias finales y hasta fue reclutado por Ben Hur de Rafaela. Quizás el quiebre fue precisamente su experiencia en Ben Hur: volvió desilusionado, no le otorgaron el pase y se quedó parado medio año. Ahí se dedicó un poco más al vóley y, encima, llegó la invitación para el campus de Bolívar. Después, lo que sigue es historia conocida.

Al principio, con su camada de básquet, de la cual salieron unos cuantos jugadores que integraron el equipo de Primera por muchos años, lógicamente nos lamentamos. Pero fue un lamento corto, porque muy pronto empezamos a disfrutar de su vuelo, de ese vuelo que lo llevaba cada vez más alto. Creo que era un jugador con potencial para ser un proyecto de selección nacional de básquet, pero evidentemente no falló en su elección: está al mejor nivel mundial hace largos años.

La conferencia de prensa, en la sede de Gimnasia y Esgrima.

Su sentido de pertenencia al club es tan poderoso que el último miércoles, el mismo día que llegó a Santa Fe después de todo lo vivido en Tokio, estuvo unas horas con sus papás y se vino al club. Se quedó viendo un partido de vóley femenino del torneo local y hasta se acercó al banco para darles consejos a las chicas de Gimnasia.

El jueves fue un día perfecto. Por su sentido de pertenencia por Gimnasia y Esgrima, la conferencia de prensa se hizo ahí. El club, además, le hizo reconocimiento especial en el hall central: es nuestro primer medallista olímpico. Fue muy emocionante, porque inclusive estuvo presente Angie, su maestra de jardín.

Luciano, en compañía de Angie, su maestra de jardín.

Después de eso, Luciano se puso a paletear en las canchas de tenis criollo, pasó por varios entrenamientos de las categorías formativas de vóley y se se metió a la cancha de básquet para compartir con las chicas de Primera. Más tarde, con el equipo de básquet masculino le hicimos la entrega simbólica de la musculosa que teníamos preparada para él cuando llegara a la máxima división, antes de decidirse por el vóley.

Lo veíamos y no podíamos creerlo. Estaba disfrutando del club, su club, como si fuese un nene. Fue una experiencia increíble, sobre todo porque Luciano, más allá de su medalla, es la representación perfecta la formación integral de un club polideportivo llevada al máximo nivel internacional. En él hay un espejo y un mensaje muy grande para mucha gente.

En la cancha de vóley, con los pibes de su querido club.

Sabemos lo que él siente por Gimnasia y Esgrima, porque siempre ha sido muy generoso. Nosotros decimos que a veces suena exagerado todo lo que dice, pero al mismo tiempo nos sentimos muy agradecidos por haberlo acompañado en el inicio de ese camino que él toma como esencia deportiva y competitiva. Quienes estamos en la base de la pirámide formamos y soltamos: la evaluación de nuestro trabajo nunca es inmediata. Y devoluciones como las de Luciano nos llenan el corazón de alegría.

Cada uno de nosotros siente un inmenso placer cuando lo ve entrar a Gimnasia y Esgrima, mientras recorre cada rincón y se divierte en ese club en el que puede sentirse como un niño.