Desde 2003, cuando fue citado por primera vez para una preselección de menores, hasta subirse al podio olímpico en los Juegos de Tokio en 20201, el sanjuanino Federico Pereyra trazó una parábola –aunque discontinua en algún momento- de 18 años vistiendo la celeste y blanca en distintas categorías.

“Fede” debutó oficialmente en el Sudamericano de menores de Cali, Colombia, en 2004, inclusive antes de que Luciano De Cecco hiciera su estreno con la Albiceleste: después, ambos fueron parte del plantel que jugó el Mundial de esa categoría en Argelia, en 2005.

Fede, de buzo azul, abajo a la derecha, al regreso del Mundial U19 en Argelia

En todos esos años, “Fede” vivió mil emociones, disputó los Juegos Olímpicos de Londres 2012, disfrutó de un Mundial y cinco ediciones de la Liga Mundial, sufrió años marginado de la Selección, dudó si volvería a vivir una experiencia como ésta y logró, finalmente, ser parte del plantel que consiguió la medalla en tierras niponas.

A continuación, la segunda parte de la entrevista con Federico Pereyra en The Cecco 15.

Fernanda y Federico: hermanos olímpicos en Tokio

–Antes de hablar del bronce hay una pregunta inevitable: en la previa a los Juegos se habló mucho de la extrañeza de que tu hermana Fernanda se clasificó en beach volley. ¿Cómo fue esa experiencia de compartir los Juegos con una hermana?

–Fue muy, muy loco. Nosotros clasificamos en 2019 en China. Para mi hermana, el Preolímpico de 2020 se canceló por la pandemia y recién se jugó en junio de 2021, un mes antes de las Olimpíadas. Yo estaba en Italia, en la VNL cuando se clasificaron. ¡Fue una alegría enorme! Existía una posibilidad, pero nunca imaginé que se hiciera realidad. Cuando la vi en Japón le dije: “¿Qué hacés acá? Ja”. Me la encontré en la Villa Olímpica con la credencial de los Juegos. Fue muy divertido, muy emocionante vivir eso con ella.

A la semana de volver estábamos en el parrillero de mi casa en San Juan comiendo un asado y le dije: “¡Qué loco, lo que son las vueltas de la vida!”. Lo disfruté muchísimo y ella disfrutó muchísimo de nuestro logro nuestro. Valió la pena el esfuerzo, el esfuerzo de mi mujer que me bancó dos años y medio estando lejos. Lo más lindo es compartir todo en familia.

–¿Tenés imágenes o diálogos que se hayan grabado de lo que vivieron junto a Fernanda en Tokio?

–Sí. El último día la acompañé a hacerse el PCR para poder viajar. Le cambió remeras y pines a la gente de Ghana. ¡Andaba como loca en la Villa Olímpica! Tomamos el “bondi” y la acompañé a comprar zapatillas. Estaba sacada. Tenía que disfrutarlo. “Son momentos únicos. Capaz que no jugás más una Olimpiada. Disfrutala al máximo”, le dije. Le transmití mi experiencia de Londres 2012, porque no la disfruté al máximo. Después, en Río 2016 no tuve chances y pensé que me quedaba sin oportunidades. Así que hay que disfrutar cada momento. Hay que disfrutar el presente.

Pereyra, en el inolvidable momento del bronce

–Hablando de disfrutar, ¿qué tan fuerte fue la experiencia del bronce?

–Uffff. Por ahí es como que estoy en las nubes. Me pongo a ver las fotos, los momentos: cuando nos fueron a entregar la medalla, en el piso decía tu nombre y tu número de camiseta. Nunca había visto eso, porque nunca había subido a un podio olímpico. Y ver a los otros dos equipos que habían estado jugando la final.

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Después de ganar el partido contra Brasil, la tarde se hizo eterna. Queríamos que llegara la premiación, ver la medalla, tocarla, sentirla. Fue una alegría inolvidable que va a quedar en la memoria de todos nosotros.

A Luciano De Cecco, por ejemplo, lo conocí en una selección de talentos de Bolívar, en Villa Ballester, cuando teníamos alrededor de 12 años. Después compartimos en selecciones de menores, juveniles, mayores, en Bolívar. En esta Selección se armó un grupo muy lindo y siento que nos merecíamos coronarlo con un resultado de esa magnitud.

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–La parábola es larguísima. Cuando mirás todo lo que pasaste desde tu primera citación a una preselección hasta llegar al bronce de Tokio, todo el camino se debe valorar mucho más.

–Arranqué en 2003, en una citación de una Selección de menores de Horacio Dileo. Mi primer torneo fue el Sudamericano de menores en Cali, Colombia, en 2004. Curiosamente, a Luciano lo dejaron afuera de ese torneo y después fue al Mundial en 2005.

Cuando te subís al podio sentís que tocás el cielo con las manos. Es un logro que no es normal para Argentina. Siempre tuvimos idolatrada a la Generación de 1982 y 1988, que ganó las medallas de bronce en el Mundial y en los Juegos de Seúl, y siempre fue ése el punto alto. Haber alcanzado el logro de ellos, para nosotros es un privilegio, un placer. Al volver a San Juan, el gobernador nos hizo un reconocimiento y fue Raúl Quiroga a recibirnos. Eso demuestra la humildad de esos tipos, de Hugo Conte, de Waldo Kantor, de todos los que me escribieron diciéndome que estaban contentos con el logro que habíamos obtenido.

Obviamente, uno piensa en el recorrido de todos nosotros, de todos los años que nos sacrificamos. Luciano De Cecco, Seba Solé, Facu Conte estuvieron casi todos los años en la Selección peleándola, remándola. Nos re merecíamos esto. Eso es lo que siento. Todo el grupo, estos jugadores, este cuerpo técnico. Se nos dio. Se nos tenía que dar en algún momento.

–Desde 2014 hasta 2018 estuviste fuera de la Selección. Intuyo que eso resignifica en gran medida todo lo que disfrutaste desde 2019.

–En 2014 jugué la Liga Mundial. Jugué bien todo el torneo y después quedé afuera por decisión del entrenador (nota: después de la World League, Julio Velasco no lo convocó ni siquiera para la preselección para el Mundial 2014). No entendí la decisión, pero me costó dos Mundiales y un Juego Olímpico. No digo que podría haber ido a todos esos torneos y respeto a los que estuvieron presentes en esos momentos, pero me hubiera gustado tener la chance de pelear el puesto. No se dio.

Pereyra, en el bloqueo contra el francés Tillie, durante la Liga Mundial 2014

–Con la Selección, ¿sos de proyectarte respecto de los torneos que se vienen o tratás de no generarte tantas expectativas?

–Antes era de planificar mucho. Ahora trato de vivir más el presente. Darlo todo ahora, que es la responsabilidad de jugar muy bien y aportar para que UPCN gane la Liga Argentina. Después, si viene la Selección, siempre voy a estar a disposición, en el rol que me toque. Siempre voy a estar dispuesto a ayudar la Selección.

Me quedó una espinita de haberle aportado un poco más al equipo en los Juegos Olímpicos. No tuve tanta participación. Entraba dos pelotas y las tenía que hacer bien. Por ahí no lo pude hacer de la mejor manera. Es una espina que me quedó, a pesar de todo lo hermoso que vivimos. Uno siempre quiere más. Y si tengo la chance de ir por más, lo voy a intentar. No me voy a quedar con las ganas.

 

DATA CLAVE

Fede jugó sus primeros partidos con la Selección Mayor en una serie de amistosos disputados en junio de 2006 frente a Venezuela en distintas ciudades de la provincia de Buenos Aires: tenía apenas 17 años. Poco después, ya con 18, se dio el gusto de ser convocado por Jon Uriarte para enfrentar a Brasil en dos partidos preparatorios para el Mundial de Japón 2006.

Fede, con la camiseta 12, en su debut olímpico en 2012

El debut oficial de Pereyra en la Selección Mayor se dio en el Sudamericano 2009 en Bogotá, Colombia. Previamente, el entrenador Javier Weber lo había incluido en la lista de la Liga Mundial, aunque no llegó a jugar ese torneo. En 2010, el opuesto jugó el Mundial de Italia y en 2012 disputó los Juegos Olímpicos de Londres.

Pereyra lo grita con el corazón, junto a Solé y Quiroga. Fue en Londres 2012

Entre 2010 y 2014, Pereyra jugó 57 partidos de Liga Mundial. Luego de la World League 2014, el entrenador Julio Velasco no volvió a incluirlo en el plantel en todo su ciclo, finalizado en 2018. Marcelo Méndez volvió a citar al sanjuanino para jugar la VNL y el Preolímpico en 2019 y la VNL y los Juegos Olímpicos en 2021.

 

Entrevista: Gabriel Rosenbaun

Fotos: Volleyball World – FIVB archivo – Redes sociales Federico Pereyra

 

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