A Giuliana De Cecco se le ocurrió sorprender a su hermano. Desde Italia, armó un “delivery internacional” para arrancarle una sonrisa a Luciano en el día de su cumpleaños número 34. “Giuli” coordinó con Felipe Benavídez, quien estuvo entrenando con la Lube durante la última etapa de la Súper Liga de Italia: entre ambos, acordaron que una torta especialmente decorada debía llegar a manos del capitán de la Selección para un festejo íntimo con sus compañeros.

 

 

A la organización también se sumaron papá Ricardo y mamá Graciela, quienes viajaron especialmente a Buenos Aires para vivir los homenajes y los dos amistosos contra Holanda.

Sabrina, la madrina de Felipe, fue la encargada de hacer la torta. Se lució en los detalles, el número 34, el decorado celeste y blanco y una reproducción en miniatura de la camiseta de Luciano, con el característico número 15.

Con toda la producción resuelta, llegó el momento de organizar la logística de entrega. A través de la jefa de prensa de la Federación del Vóleibol Argentino (FeVA), Sol Di Diego, y del mánager de la Selección, Eliseo Ramos, la torta llegó a manos de Luciano en el vestuario de Ferro poco después del entrenamiento que concluyó al mediodía.

Allí, junto al resto del equipo, el mejor armador de los Juegos Olímpicos de Tokio sopló las velitas y compartió con sus compañeros esa torta que comenzó con una idea en Italia. Después, por supuesto, llegó el festejo con todo el público, en una noche inolvidable para Luciano y todo el equipo del bronce en tierras japonesas.

 

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Producción y cobertura: Gabriel Rosenbaun