POR LUCIANO DE CECCO

 

Muchas veces, a los deportistas profesionales nos cuesta hacer balances ajustándonos al año calendario. Para quienes jugamos en Europa, por lo general nuestras competencias continúan normalmente entre las Fiestas y, en ese sentido, resulta difícil hacer un corte como para mirar hacia atrás. De todos modos, no tengo dudas de que se termina uno de los mejores años de mi carrera en cuanto a resultados. También es uno de los más difíciles por algunos problemas personales.

En la Súper Liga de Italia son varios los equipos que, como el mío, Cucine Lube Civitanova, tienen actualmente varios casos positivos de COVID-19. Afortunadamente, no hay reportes de complicaciones. Son cosas que pasan y no se puede hacer más que tomar todas las precauciones y respetar las decisiones y sugerencias médicas. Por supuesto, se crea algo de incertidumbre y se alteran algunos planes, porque se suspendieron los partidos que debíamos jugar el 29 de diciembre y los del 2 y el 6 de enero.

La Copa Italia 2021, mi primer título en un estadio sin público

En este mismo contexto, cuando miro para atrás se da una curiosidad que difícilmente hubiera imaginado en algún momento previo al coronavirus: las máximas alegrías de este 2021, tanto en el club como en la Selección, se dieron en estadios a puertas cerradas. Quizás sea algo así como una marca o alguna forma de amuleto o cábala.

La Copa Italia fue la primera alegría de las grandes en este 2021 imborrable

Al analizar lo vivido este año percibo una sensación de satisfacción por lo conseguido con la Lube. Después de seis temporadas en Perugia, a principios de la temporada 2020/21 me incorporé a Civitanova. Era un gran desafío y quería demostrar que estaba a la altura de las expectativas y, sobre todo, que podía contribuir en lo colectivo. Por supuesto, percibía comparaciones implícitas con Bruninho, un gran armador, que además había ganado todo con el equipo antes de la pandemia. No te lo están diciendo todo el tiempo, pero es claro que todo el entorno se pregunta si estarás a la altura de las circunstancias y si serás capaz de hacer ganar al equipo. No tuve la suerte de llegar lejos en la Champions League ni de ganar la Súper Copa, pero en 2021 conseguimos la Copa Italia y ganamos el Súper Liga de Italia, dos títulos que disfrutamos muchísimo e hicieron muy felices al plantel, a la directiva y a todos los aficionados.

Ganar la Súper Liga de Italia es algo grandioso

En los dos casos vencimos a Perugia jugando a puertas cerradas. Levantamos la Súper Copa a fines de enero: fue en Bologna, en mi primera vuelta olímpica con un estadio sin público. Después, si bien Perugia obtuvo el N° 1 de la fase regular, nosotros pudimos plasmar nuestro mejor rendimiento en el momento indicado y volvimos a ganarles la serie más deseada por todos: las finales de la Súper Liga, en cuatro partidos, el último de ellos en Civitanova, otra vez sin público. Ser los mejores de la A1 de Italia es algo grandioso.

Todos los deportistas profesionales tuvimos que adaptarnos psicológicamente a un mundo diferente: debemos rendir alto y crear un microclima propio que te meta en juego más allá de que no haya nadie en las tribunas. Después de cientos de hisopados, aislamientos y situaciones antes poco frecuentes, pudimos demostrar que teníamos la fortaleza colectiva que se necesitaba para llegar a lo más alto. Si bien no me gusta destacar lo personal, también sentí la satisfacción de haber hecho bien mi laburo y demostrar que estaba a la altura de lo que se esperaba de mí.

La Lube mostró la ambición y la solidez de los grandes equipos: fue en el momento exacto y nos quedamos con el Scudetto

La adversidad también nos hizo más fuertes cuando tuvimos que encarar la temporada de Selección Argentina. Pasamos muchísimo tiempo lejos del país, en una gira larguísima, y superamos cada problema personal o grupal que se presentaba. El amor por la camiseta nos hizo sacar lo mejor de nosotros y cada uno pudo contribuir al mayor logro de nuestras carreras: la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio.

Todo el esfuerzo de tantos años se vio recompensado por esa medalla. Obviamente, aún me pongo piel de gallina si encuentro que están repitiendo algún partido por la tele. Pudimos lograr una hermosa visualización para nuestro deporte y conseguimos algo que debería ser muy valorado. El tiempo dirá qué tan grande es la marca que dejamos. De todos modos, el vóley sumó mucha gente, porque chicos y chicas eligieron este deporte e hicieron crecer las divisiones formativas de clubes de todo el país. Eso ya es haber ganado algo muy grosso.

La alegría inolvidable de Tokio: esos Juegos estarán siempre en nuestra memoria

En situaciones como ésta, en la que tengo que pasar días en soledad y sin un panorama demasiado claro, trato de conectarme con sensaciones positivas y lindas como el podio en Tokio.

Para quienes participamos de las temporadas completas de clubes y selecciones, la cabeza parece llegar a tope a fin de año. Mentalmente uno lucha contra sí mismo, contra su propio desgaste. Por eso, trato de aprovechar cada minuto de descanso y, al mismo tiempo, de mantener la mente bien activa: gestionamos contenidos para The Cecco 15, tengo reuniones virtuales por algunos proyectos con mi querido Gimnasia y Esgrima de Santa Fe y me comunico bastante seguido con el mánager de la Selección, Facundo Rizzone, para contribuir en todo lo que pueda aportar pensando en todo lo que se viene.

El podio olímpico, un sueño para cualquiera

Como dije, se termina uno de los mejores años de mi carrera en cuanto a resultados. No lo voy a olvidar jamás, como seguramente no lo harán ustedes: mis seguidores en Argentina, Italia o cualquier otro rincón del mundo. Gracias a todos por el inmenso cariño y por seguir de cerca esta locura que también nació este año: The Cecco 15.

Alzo una copa imaginaria y brindo con cada uno de ustedes.

Feliz año nuevo y un deseo incluso más importante: ¡salud!